Hola mi gente,
Todos lo hacemos. Escribimos comentarios y publicamos en las redes sociales sin prestarle atención a como escribimos. Parece inocente… un tweet por aquí, una publicación de Facebook con un chiste de mal gusto por allá y una foto de Instagram inapropiada o con mala gramática, puede costarte tu próximo empleo. ¿Cómo es posible?
Según CareerBuilder, un sitio global donde los empleadores se conectan con candidatos potenciales con más de 24 millones de visitantes al mes, dice que un tercio de las personas a cargo de recursos humanos utilizan el internet para investigar a sus candidatos. La realidad es que hace pocos años, para hacer algo así habría que haber contratado a un detective pero hoy en día solo es cuestión de escribir el nombre y apellido de una persona en Google para encontrar más información que nunca. ¿Cuáles son algunos de los problemas que se han presentado?
Recientemente un caso famoso fue el de una muchacha belga de 17 años que fue descubierta por L’Oréal por sus fotogénicas poses virales en el mundial de fútbol. Después de haber firmado un contrato con la adolescente, la firma se desasocio porque encontraron en las redes una foto que mostraba a la modelo posando con un animal que había matado en cacería. La firma no quería asociarse con esa imagen y listo, abandonaron el acuerdo.
En casos más comunes los empleadores se quejan de palabras mal deletreadas en los perfiles de las redes sociales de los candidatos, problemas de ortografía y gramática. Desde escribir todo en mayúscula hasta usando palabras incorrectas o abreviadas. ¿Por qué?
Todo lo que publicas en las redes sociales que puede ser visto por otras personas refleja quien eres. Si vas a publicar comentarios o cualquier información, asegúrate de usar el detector de gramática y de ortografía que está incorporado en los procesadores de texto.
La generación que más me preocupa es la de los tal millennials o mileniales, estos muchachos que han crecido junto al desarrollo tecnológico de la última década y no conocen al mundo sin él. Para ellos, compartir es parte de su ADN y esto los puede ayudar tanto como perjudicar.
Mis recomendaciones son sencillas. Efectúa una auditoría periódicamente de la información que existe sobre tu persona o la de tus hijos en línea. Asegúrate de no estar ingresado con tus credenciales de Facebook u otras redes sociales y efectúa una búsqueda en Google. Escribe tu nombre, apellido y evalúa los resultados. Entra a tus perfiles de redes sociales como un visitante y observa cuidadosamente la información que has compartido y lo que pueden ver los demás en tus perfiles. Si hay algo negativo o inapropiado que aparece en las primeras dos páginas, trata de encontrar la fuente y eliminarlo si fuiste tú el que lo compartió.
Es obvio que nuestras huellas en el mundo digital se están creando a una velocidad incomprensible, es importante saber el rastro que estamos dejando a nuestro paso para evitar problemas en el futuro.
¿Que haces para cuidar tus rastros digitales en línea?
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